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Costa Rica: un modelo a replicar en la atención de animales en emergencias

A mediados de 2006, la Comisión Nacional de Emergencias de Costa Rica (CNE) inició un proyecto con World Animal Protection para el manejo de animales en desastres. El inicio de esta estrategia coincidió con el terremoto de Cinchona, uno de los eventos sísmicos más letales de las últimas décadas en Costa Rica.

Luis Antonio Molina, director regional del Servicio de Salud Animal (Senasa) trabajó en ese entonces en dicho proyecto, y aportó en la primera puesta en operación de las acciones para manejos de animales en emergencia, a raíz del terremoto.

“Una vez terminado esto, el ministro de Agricultura quiso que el Senasa tomara las riendas del manejo de animales en desastres en el país, y abrió un programa nacional de manejo de animales en desastres, a finales del 2009. A partir de ese momento el Senasa empieza a liderar el proceso en el país, con apoyo siempre de la Comisión Nacional de Emergencias, y de WSPA en ese momento, como asesor técnico”, dijo al respecto Molina.

Para Molina, estas experiencias en Costa Rica, y el aporte del World Animale Protection fueron importantes en la incidencia para posicionar el tema en la Conferencia Mundial sobre Reducción de Riesgo de Desastres celebrada en Sendai, Japón, en 2015, en donde se logró incluir el manejo de animales en desastres en los protocolos.

“Esperamos que esa exposición que realizó el presidente ejecutivo de la CNE en Sendai sea parte de lo que incidió en que el marco de acción de Sendai incluya los medios de vida e incluya a los animales como parte integral e importantísima en gestión de riesgo y desastres a nivel global”, dijo Molina.

Cómo ha funcionado

Desde la creación de estos protocolos, Molina asegura que se han dado múltiples avances y ejemplos de buena implementación. Por ejemplo, tras 10 años de actividad del Volcán Turrialba, en la zona central del país, la mortalidad del ganado local ha sido bajísima.

“Estamos hablando de 4 o 5 animales que podemos reportar que se han afectado directamente por el volcán. Hemos manejado muy bien las pérdidas y las disminuciones en la producción, con proyectos de resiliencia, como refugios, pastos forrajeros, protección de fuentes de agua, fincas alternativas para cuando hay afectaciones fuertes por ceniza”, dijo Molina.

En el caso de la cuenca del río Sarapiquí, una zona propensa a inundaciones y otros tipos de complicaciones atmosféricas, durante 4 o 5 años se ha venido trabajando entre varias instituciones en charlas de capacitación.

“Podemos decir que la mortalidad en la última emergencia en la cuenca baja del Sarapiquí no llegó al 1%, fue muy baja, eso ya es una ganancia. Los animales han sido atendidos por los productores y con ayuda de ONGs y del gobierno”, dijo Molina.

Para el especialista, la capacidad de respuesta del Estado costarricense en el manejo de animales ha mejorado muchísimo en estos 12 años de trabajo. Para él, el reto es ahora aumentar cada vez más la resiliencia en los productores, para lograr que ellos sigan sobreviviendo a cada desastre y se vayan adaptando.

Fondo de emergencia

De la mano de los protocolos de emergencia, Costa Rica también cuenta con un fondo de emergencia para el manejo de animales en situaciones de emergencia. Este fondo es de aproximadamente USD $1,5 millones, en todo momento, y se utiliza en casos de emergencia formalmente decretada para la alimentación y protección de la salud de animales de áreas afectadas.

De acuerdo con Molina, este fondo se ha usado en tres ocasiones: en una sequía, por el fenómeno del El Niño en las regiones de Turrialba y el Caribe, una sequía en la provincia de Guanacaste, y debido a un un brote en aves de la enfermedad de Newcastle.

Para poder hacer uso de los fondos se convoca a la comisión ad hoc de emergencias, y esta recibe propuestas de inversión por parte de las regiones más afectadas. Generalmente se toma en cuenta la protección de la salud animal, incluyendo el bienestar animal, y de los medios de vida de la población donde se destina la mayor cantidad de fondos a la ayuda directa a productores.

A pesar de los resultados favorables, Molina considera que existen puntos de mejora en su conceptualización y ejecución, así como más dinero en el fondo. Lo mismo opina respecto a la capacidad de respuesta inmediata. Para ello, el Senasa está trabajando en una modificación a la normativa sobre la implementación de estos recursos.

“Por ejemplo, la CNE gastó casi 100 millones de colones (aproximadamente USD $170.000) en manejo de animales en una reciente emergencia por temporales en el Caribe. Esos 100 millones de colones si hubiera tenido que ejecutarlos el Senasa no hubiéramos podido porque no los tenemos. Ahí es donde el sistema nacional de gestión de riesgos se apoya. Tenemos la obligación de estar preparados, pero necesitamos la ayuda de otras instituciones del sector gubernamental”, explicó Molina.

Ejemplo a replicar

A pesar de las posibilidades de mejora, el caso costarricense ejemplifica buenas prácticas y normativas para el manejo de animales en situaciones de emergencia que otros países pueden replicar.

De acuerdo con Molina, estos puntos, existen tres aspectos importantes de los que se ha hecho en Costa Rica que otros gobiernos pueden considerar:

  1. 1. La conceptualización: La conceptualización que ha nacido en Costa Rica ya está calando a nivel internacional, e incluso existen conversaciones con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) para que incopore algunos elementos.
  2. 2. El desarrollo de procedimientos específicos para emergencias no epidémicas: Según Molina, la conceptualización que prima a nivel internacional está centrada en el manejo de emergencias epidémicas en animales, y el enfoque costarricense ha sido en situaciones de desastre.
  3. 3. La coordinación interinstitucional: “Otro aspecto muy importante, que nos hemos dado cuenta que suele ser difícil en otros países, que es la coordinación interinstitucional con los cuerpos de emergencia tradicionales, que se encargan sobre todo de proteger la vida humana. No estamos cuestionando que esto es lo más importante, pero ahora Sendai nos ordena también proteger medios de vida, y ahí es donde la respuesta de emergencias está todavía en pañales a nivel mundial, y Costa Rica puede aportar muchísimo, y es una de las fortalezas que tenemos”, dijo Molina.

Según el especialista, World Animal Protection ha sido un aliado de Costa Rica en este proceso, y también lo es en la divulgación de estos avances a nivel mundial.

“La experiencia aquí en Costa Rica ha servido para que otros países despierten en el tema, y esa es otra gran fortaleza que tenemos. Falta muchísimo, pero ahora viene la parte de resiliencia de los ganaderos que es donde tenemos que mejorar”, concluyó Molina.